ATARDECERES

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El atardecer casi termina. La noche está terminando de comérselo. Me gustan mucho los atardeceres. El atardecer es un momento mágico, como una eternidad resumida en unos minutos. No es día, no es noche, es simplemente algo ultraterreno. Se puede sentir la brisa anticipando la frescura relativa de la noche, dejando atrás el abrasador abrazo del sol. En ningún otro momento del día, se ven colores tan hipnóticos como durante el atardecer. Algunos dirán que al amanecer es igual, pero no para mi. El espectáculo del amanecer se termina diluyendo en la claridad del sol y con los ruidos in crescendo de la ciudad, mientras que el atardecer simplemente de esfuma en la noche, dejando a las estrellas y al silencio nocturno como telón de fondo. Un final más que apropiado para semejante puesta en escena. Si, los atardeceres me ponen melancólico, pero a la vez creo que nunca soy más feliz que cuando contemplo la hermosura inconmensurable de un atardecer. Mirando el atardecer en la ciudad se puede sentir como cambia el enfoque del mundo, de un día afuera en las calles, con toda la ciudad y la inmensidad del cielo como escenario a un universo intimo. Miles de micromundos aislados en miles de departamentos con miles de almas solitarias girando alrededor de miles de soles de 60 watts y pantallas parpadeantes. También las almas acompañadas tienen su blessing, nunca mejor momento para estar abrazados que en la frescura de la noche. El calor del ser amado se convierte en una sensación reconfortante y el silencio permite oir sus latidos con claridad. No más agresión del mundo exterior, no más preocupaciones ajenas. Solos, juntos, acá, allá, pero todos envueltos por el mismo manto de la noche que se hace presente una vez más. Recomiendo escuchar este tema Solar Manic de Lalann. Es EL tema para escuchar en los momentos en que el sol se oculta completamente. Si es viajando, mucho mejor. Todo el álbum File It Under: Deep House es imperdible.